Próceres Venezolanos Masones |
Los masones venezolanos buscaron el apoyo del Supremo Consejo del Grado 33 de Estados Unidos de América, situado en New York, para constituir un Gran Oriente Nacional con sede en Caracas, ciudad donde la masonería era mayor en actividad y número de miembros. Así, en 1823 llega a Caracas Joseph Cerneau, Gran Comisionado del Soberano Gran Consistorio de Jefes de la Alta Masonería de Estados Unidos, para conferir el Grado 33 a destacados masones de la república.
Es así como el 21 de abril de 1824 se instala el Gran Consistorio “Carabobo”, donde 77 masones eminentes recibieron el Grado 33 de parte de Cerneau, entre ellos los próceresDiego Bautista Urbaneja, José Antonio Páez, Carlos Soublette, Juan José Conde, Judas Tadeo Piñango, Santiago Mariño, Fernando Peñalver, Rafael Urdaneta, Pedro Gual, Pedro Briceño Méndez, Lino de Clemente, José Tadeo Monagas, José Francisco Bermúdez, Juan Bautista Arismendi, Francisco Carabaño y Simón Bolívar, quien no pudo estar presente en la ceremonia y lo recibió un tiempo después.
Meses después, los mencionados masones fundan en Caracas el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Colombia el 24 de junio de 1824. Ese mismo día se instala la Gran Logia de la República de Colombia, integrándose en ella todas las logias existentes en la nación para el momento. Diego Bautista Urbaneja pasó a ser el primer Gran Maestro de la Gran Logia y el primer Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo.
Sin embargo, la agitación política, el clima bélico y la obligada ausencia de los líderes de la guerra de emancipación durante la Campaña del Sur situaron a la Gran Logia al borde del receso. El chispazo que lo consumó se dio el 25 de septiembre de 1828, cuando ocurre el atentado contra Bolívar (La Noche Septembrina) fraguado por la “Sociedad Filológica de Bogotá”, donde se hallaron involucrados 13 masones incluyendo a su líder, Francisco de Paula Santander.
Al salir ileso, Bolívar, como Presidente de Colombia, dicta un decreto el 8 de noviembre mediante el cual proscribe todas las sociedades secretas, allende su denominación. Este decreto obligó a la Gran Logia de la República de Colombia y a sus logias constituyentes a cesar sus trabajos, excepto la Logia “Libertad”, única existente para el momento de la muerte de Bolívar y que le rindió honores en aquel luctuoso día.
Debe aclararse de el decreto no fue dirigido contra la masonería grancolombiana, recordando que Bolívar integraba la misma. Dicha resolución fue acordada en conjunto con los altos dignatarios de la Orden a modo de profilaxis para detener el movimiento conspirativo confabulado contra El Libertador y su proyecto integracionista.
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